Bandida – Episodio 2: Contacto en carretera, ITV y primeras ideas

En este artículo hablaré de las primeras impresiones en carretera, como pasé la ITV y como empezó el proyecto para la restauración y transformación de Bandida.

Cuando compré la Dominator, aún era dueño de aquella BMW F650 GS Dakar con la que crucé 12 países (Ver BLOG – Viaje por Europa), aquel motor ROTAX me dio muchas alegrías y pocos problemas, también es cierto que la tenía muy mimada y eso las máquinas lo agradecen. La conducción de la Dominator se le asemejaba mucho, en posición y respuesta del motor, aunque pude apreciar más tirón a bajas revoluciones en la clásica, el asiento era sin duda menos confortable, los alemanes lo habian hecho mejor en este aspecto, pero como iba a modificar el asiento no le dí más importancia.

El día que la compré hice cerca de 150kms con ella desde el lugar de compra hasta el cobertizo que se convertiría en su quirófano. La suspensión necesitaba revisión y el neumático delantero parecía un poco duro, vibraba ligeramente a partir de los 100kms hora, vibraciones comunes en los monocilindricos a los que ya estaba acostumbrado. La metí por un camino de tierra algo roto para ver sus prestaciones, era predecible, ligera, suspensión suave y con mucha respuesta en bajos, divertida, divertidisima en tierra.

En aquel trayecto disfruté como un loco, aquella moto no era más que un «trasto horrible» descuidada y abandonada, su chasis color turquesa me irritaba las retinas, pero yo en ella veía su alma, veía su futuro, diseñaba mentalmente su aspecto y dibujaba su linea con el dedo mientras la contemplaba desde unos metros.

Al día siguiente fui a la ITV, la pasó con falta leve por no llevar los plásticos laterales. Por lo demás ni un problema ni medio.

Una vez con la pegatina de la ITV para 2 años en la mano era hora de ponerse a desmontarla por completo

Desmontando a Bandida, una Honda Dominator NX650 de 1990